Herramientas para un mejor devocional.

Estas herramientas, aunque no son indispensables, excepto una, sí me han ayudado a mí a que mi tiempo devacional sea algo más útil y así tener comunión con Dios. Aquí están:

  1. Biblia. Pareciera algo obvio, pero conozco hermanos que hacen sus «devocionales» en otras cosas que no son la Biblia, y Dios nos dejó Su Palabra que es toda suficiente y útil (2 Timoteo 3:16), y donde Él se revela a nosotros. En cuanto al formato yo no tengo ningún inconveniente si es formato digital o físico, lo único que si es una Biblia app te recomiendo poner el móvil en modo avión o si es tablet sólo apagar el Wifi, para evitar distracciones.
  2. Pluma o lápiz. Personalmente uso un lapicero de 0.5 mm, y lo utilizo para marcar en mi Biblia y escribir en:
  3. Cuaderno. Donde yo hago anotaciones sobre aquello que marqué en mi Biblia. Algo muy útil sobre hacer anotaciones es que yo personalmente soy muy olvidadizo y es aquí donde puedo ver cómo el Señor me ha ido hablando a lo largo de los días. 
  4. Diccionario básico. Lo uso para aquellas palabras que a veces no entiendo, y esto me abre la mente a una comprensión mayor del texto. Para mi devocional uso un diccionario simple en español y no un diccionario más de hebreo o griego, ya que en mi devocional no pretendo hacer un estudio sino sólo tener comunión con el Señor.

Personalmente estas son las herramientas que uso en mi tiempo devocional. Pero a veces sólo abro mi biblia y éstas herramientas quedan de lado. ¿Qué herramientas añadirías tú? 

Seguir a Jesús implica dejar.

Imagina la escena de Marcos 1:16-20, Simón y Andrés están en el mar de Galilea echando las redes para pescar, justo en ese mismo instante, Jesús va pasando por ese mismo lugar y de sus labios sale una interesante y a la vez cuestionable invitación: “Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres”,  “Y dejando luego sus redes, le siguieron”. (Mr. 1:16-17). Una escena similar, un poco más adelante de ese mismo mar, están Jacobo y Juan en una barca remendando las redes, Jesús les hace la misma invitación y ellos aceptan dejando a su padre con los jornaleros y le siguen (Mr. 1:19-20).

La Palabra de Dios nos muestra algo, estos 4 pescadores, a la postre discípulos, dejan algo o a alguien por seguir a Jesús. La invitación como lo escribí era interesante y a la vez cuestionable, cada uno de estos hombres podría preguntarse: “¿Dejar mi trabajo por seguir a alguien que ni siquiera conozco?”, “¿Será que éste hombre (Jesús) me va a dar un trabajo mejor?” o pudieron haber dicho “Si seguimos a ese hombre ya no podremos trabajar”. Auténticamente aceptar la invitación de seguir a Jesús era toda una aventura de fe, ya que ir tras los pasos del Señor implicaba dejar el trabajo y vivir por fe.

Seguir a Jesús entonces implica dejar algo. Quizá tenemos que dejar nuestro trabajo, quizá es algún pasatiempo que nos impida estar cerca del Señor, o a lo mejor dejar una relación o amistad que nos aleja de Dios. Ahora, no me mal entiendas, tampoco es dejar todo literal, aunque a veces sí lo es (lo vemos en hermanos que viven sirviendo al Señor de tiempo completo y dejan su trabajo, sus negocios o su comodidad), pero me refiero a que quizá esa amistad que hace que no me congregue en mi iglesia local, probablemente sea como los discípulos dejar mis “redes” pero mis “redes sociales” que hacen que pase más tiempo en mi celular o computadora que en la Palabra.

El punto es que al seguir a Jesús tengo que dejar cosas que hacen que mi relación con él sea de una calidad mal. Esto me recuerda la porción en Mateo 8:37-38, donde Cristo dice “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí”, y aquí el Señor no se refiere a que no amemos a nuestra familia, sino entender que en nuestra vida Cristo debe ser el centro, y a partir de él todo lo demás.

¿Qué necesitamos dejar para seguir al Señor? ¿Qué es aquello que amo más que no es Dios? Dejemos lo que nos estorba y sigamos al Señor Jesús, seamos verdaderos discípulos.

El arte de tomar notas en la iglesia.

Blog de Lenux

¿TOMAR NOTAS O NO TOMAR?

Hay dos tipos de personas en toda congregación: los que toman notas y los que no. La intención de este post es estimular a quienes no lo hacen para que comiencen a hacerlo, y ayudar a quienes ya lo hacen para que lo hagan mejor, aunque debemos reconocer que habrá personas que no se sentirán cómodos tomando notas pero vale la pena intentarlo. He titulado este post «El arte de tomar notas en la iglesia» no porque yo sea un experto en el tema, sino porque reconozco que es un arte.

Aclaremos algo antes de comenzar: no tomar notas no te hace un mal cristiano, tanto como tomar notas no te hace mejor que el que no toma. Puedes tener un mueble lleno de libretas con notas de predicas y no estar caminando más íntimamente con el Señor, mientras que puede haber otra persona que no…

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Tanta necesidad

Probablemente a esta hora estés muy ocupado preparando la cena de hoy o estés de compras por que no te programaste bien, pero hoy me di cuenta que hay muchas personas afuera que no cenarán tan rico como tu y yo, es más, ni siquiera saben donde pasarán esta navidad, además de necesidad física (como el hambre), esta gente tiene necesidad de algo que cambie sus vidas, algo que los llene espiritualmente, necesitan conocer la mejor navidad de sus vidas, necesitan que Cristo nazca en sus corazones, y esa tarea nos toca hacerla a ti y a mi, creo que hoy 24, mañana 25, el 26, 27, etc. es un buen día para que las demás personas experimenten su propia navidad, tomemos un tiempo y llevemos el Evangelio a las personas que aún no lo conocen…

Dios con nosotros

Mateo 1.23 dice «He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.», es algo tan maravilloso saber que Dios el Padre nos dio a su Bendito Hijo Jesucristo! Como cristianos creemos en la Trinidad, y en este verso, nos damos cuenta de que Jesús, Dios hecho carne, estaba en ese momento en la tierra, y que como dice Juan 1.14 » Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, lleno de gracias y de verdad», es cierto que ni tu que lees esto, ni yo vimos al Señor Jesús cuando estaba en su ministerio en este mundo, y mucho menos cuando nació hace 2 mil años, pero lo vemos con los ojos de la fe y anhelando un día verle como dice su Palabra «Cara a cara», lo que si sabemos en es que «Dios con nosotros» también lo vivimos tu y yo cada día… Claro, si es que Jesús ya nació en el pesebre de tu corazón…